Conocí a Leonie a los 2 o 3 meses de embarazo…cuando las hormonas hacían su trabajo alborotadamente y estaba en el shock de ser mamá por primera vez. Siempre recuerdo nuestro primer encuentro como un momento importante. Leonie mostrando el lado más dulce y comprensivo conmigo…el lado de mujer y madre. Entonces conectamos y desde ese día supe que estaba en «las mejores manos» y que todo iba a estar bien. Leonie me acompañó durante todo el camino del embarazo, de la mano y a mi paso, respetando los ritmos y las mareas. Me gusta su firmeza y los pocos pelos que tiene en la lengua. Las cosas son como son 🙂
El día del parto tuve a un equipo de primera a mi lado: Leonie, Marlis (mi querida amiga de infancia y la mejor asistente de parto), Joaquin (mi esposo) y Wendy (mi suegra). Cada uno cumplió el rol que le correspondía con mucho amor y conciencia. El trabajo de parto fue largo, larguísimo, difícil, un verdadero trabajo de cuerpo, mente, ser, espíritu…pero el hecho de haber estado acompañada de las personas que elegí, de estar en un ambiente conocido y familiar, con luz tenue, sin ruidos extraños, sin apuros y decidiendo cómo exactamente quería hacerlo, me dio una increíble sensación de libertad y comodidad.
Entre todos…lo logramos! Una hermosa niña nació y la llamamos «Mayu». Fue el día más felíz de mi vida!!!! Estoy agradecida por haberme cruzado en tu camino y tu en el mio, Leonie.
Pienso que las mujeres deberían poder decidir como llevar su parto. Mejor o peor, depende de cada una, pero es una opción, y eso es lo que vale, lo necesario. Tener OPCIONES. Te apoyo Leonie!!!